Cuando vea a Cospedal repetir modelito, ir en guagua o pedir en la calle, comenzaré a preocuparme. No obstante, ella lleva a cabo su cargo con dinero público, mientras que los farmacéuticos de la tierra de Don Quijote llevan sin cobrar durante meses, sacando de sus propios bolsillos la pasta para abastecer a los dulces abueletes manchegos. Me encantaría que Cospedal llevara su cargo sin cobrar, que se pagara ella misma la presidencia autonómica, que trabajara por y para los demás, por amor al arte. Y si deja de hacerlo, multa al canto. Quizá de esta forma entendería mejor al común de los ciudadanos, a los farmacéuticos, a los becarios y, ¿¡cómo no!?, a los futbolistas. Porque ellos también tienen derecho a quejarse, sí señor. Dos jornadas ligueras sin partidos es el precio a pagar por los impagos a los jugadores.
Jodido y mal pagado. Así está el españolito de a pie. Le quitan la pastilla del colesterol y el partidito del domingo. ¿Quién puede vivir en estas condiciones infrahumanas? Por el partidillo, digo.
Pero ahora está de moda eso de trabajar sin cobrar. Mucho que se está aprovechando de la situación, me parece a mí. Pero bueno, toda moda pasa de moda. O si no, lo de Inglaterra será una pelea de niños al lado de la revolución que el mundo desarrollado vivirá en sus carnes.
Los mayas decían que en 2012 el mundo terminaba su andadura. Quizá hablaban de un cambio de mentalidad, del final de un sistema inviable. Quizá hablaban de una revolución cultural, de perspectiva. O quizá el planeta se vaya por el desagüe tras la colisión con un meteorito. Si es así, maldita mi suerte. 5 años sacándome la carrera para nada. En fin, vivamos el hoy. Sin sueldo, sin fútbol y sin ibuprofeno, pero vivamos el hoy.
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