martes, 30 de agosto de 2011

Recuerdos de adolescencia

Ayer tuve la necesidad de pasar por el que durante mi infancia y adolescencia consideré mi pueblo. Tantas y tantas cosas que tuve la oportunidad de vivir allí. El mejor lugar donde pasar los primeros años de vida es, sin duda, el campo. Las merendolas alrededor de una charca, subir árboles y riscos, la bicicleta hasta las 9 de la noche, las casetas de campaña a un par de metros de una pequeña hoguera. Luego llegó el voley, los campeonatos, las rodillas ensangrentadas por coger balones imposibles sobre el suelo de una cancha descubierta, la satisfacción del trabajo bien hecho. Un par de años de bachillerato bastaron para cambiarlo todo. De repente, todo se me quedaba pequeño. El viaje a Madrid se tornó inevitable, tan natural como cumplir los 17. Pasaron los años y encajé en la nueva ciudad como un guante. Ayer tuve que pasar por el pueblo, y me di cuenta de que todo había cambiado.
¿No han paseado nunca por zonas en las que todo son caras conocidas? Caminas hasta con cautela, no vaya a ser que te encuentres con gente que no deseas. Demasiados conocidos por kilómetro cuadrado. Para tu desconsuelo, te das cuenta de que, en realidad, tienes un miedo atroz a encontrarte con gente a la que debes una disculpa. Estupideces adolescentes vuelan en el aire y llegan a tu memoria con la fuerza de las verdades inapelables. Parecen ya anécdotas de una persona que apenas puedes reconocer, de una persona que fuiste y ya no eres. Sin embargo, hay que cargar con las responsabilidades. Fui yo, al fin y al cabo, quien erró. Mis más sinceras disculpas para todo aquel que tuvo que cargar con mi inmadurez adolescente.  Amigos, amigas, novietes y compañeras de equipo, disculpen mi inexperiencia vital, mi intolerancia hacia sabiduría ajena, mi repulsa hacia los sentimientos de sincero afecto.
¿Y a qué viene todo esto? Pues a que me gustaría que muchos de los que me escuchan miraran hacia atrás y reconociesen su culpabilidad en males de terceros. No hay nada de humillante en pedir perdón. Mou, querido Mou, si me estás oyendo, recoge mi mensaje. Vete, por favor, y, después de reflexionar, pide disculpas por todo el mal que has hecho a mi equipo.

lunes, 29 de agosto de 2011

Sin fútbol y sin amo

“Muy buenas tardes, retransmitiendo desde el bar Paquito.” Esta frase, que parece sacada de un programa de humor, o de una radio de pueblo, es la que van a poder oír en alguna emisora a partir de ahora. El fútbol últimamente no hace más que darnos disgustos. Primero huelga, totalmente justificada, pero huelga, al fin y al cabo. Medio país estaba al borde a un ataque de nervios por el comienzo de la Liga. Comiéndose las uñas hasta los codos esperábamos la resolución. Ahora hay Liga, estupendo, pero no dejan retransmitir a las radios. Las acreditaciones de prensa dejaron, de repente, de tener validez.
La Liga de Fútbol Profesional se niega ahora a dejar que la gente siga escuchando, como se ha hecho toda la vida, los partidos en la radio. Excepto si pagan un canon de entre 1 y 3 millones (según marca.com) de euros, claro. Un canon que me recuerda peligrosamente a la SGAE. ¿Tienen que pagar ahora los periodistas deportivos derechos de autor por retransmitir el arte del fútbol? Tiene co… cosas la Liga.
La radio retransmite partidos de fútbol desde que es radio. ¿A quién demonios se le ocurre ahora que es momento de comercializar los derechos radiofónicos de los clubes? Además, ¿qué ocurre con las personas invidentes? No creo que nadie se haya parado a pensar en ello. La radio describe los partidos de una forma muy diferente a la televisión. Da detalles que para los telespectadores se obvian. Es la única manera que tienen estas personas de disfrutar ampliamente del deporte rey. Pero nada, la Liga se pasa determinados aficionados por el canon.
Todos los periodistas deportivos unidos para no pagar una cuota abusiva. Desde el bar unos, otros desde la redacción. Ambos supeditados a los encuadres televisivos. Algunos osados pagan la entrada como cualquier aficionado y, sin cabina que permita una buena locución, sacan el móvil para entrar en antena. Todos unidos contra los abusos a nuestra profesión.

viernes, 26 de agosto de 2011

Gadafi, cruel dictador


Ahora Gadafi es un cruel dictador. ¿Y estos últimos 40 años? Fue el mismo dictador, pero nadie se preocupaba por ello. Tiene lugar una guerra civil y ahora Gadafi es malo malísimo. Mucho tiempo de fotografías con políticos de países que hoy, de repente, se despiertan y piensan, tras un breve lapsus de 4 décadas, que Gadafi es un asesino de gente inocente. Medios de comunicación siguen esa línea como si el espíritu santo les hubiera revelado la verdad vía satélite. Como si la realidad no hubiera estado ahí siempre, sin voz, sin televisiones y sin radios.
Deberíamos plantearnos el por qué, por qué sin previo aviso todos los dictadores se vuelven malvados a ojos de la ONU y la OTAN, como si jamás lo hubieran sido antes. El caso de Libia es el ejemplo más obvio. La ONU, saltándose a la torera todo el derecho internacional, manda a la OTAN para ponerse, nada más y nada menos, de parte de un bando en una guerra civil como la copa de un pino. Y en una guerra civil, señoras y señores, mata todo el mundo, un bando y otro. De hecho, uno de los dirigentes rebeldes ha señalado que, como se sigan cometiendo venganzas contra los gadafistas, dimite.
Pues eso, que los rebeldes también han matado. Ya sea su causa loable o no, que no lo pongo en duda, ni la ONU ni la OTAN tienen derecho, según sus propios principios, a inmiscuirse en una guerra civil apoyando a un bando que intenta liquidar a otro. En primer lugar, lo que deberían haber hecho es probar con la solución de forma pacífica y diplomática, cosa que ni intentó. En segundo, evacuar a los civiles que se ven inmersos en una guerra que no desean mediante corredores humanitarios. En ningún caso meterse de lleno en medio de una guerra en la que la sangre se paga con sangre.
Además, si nos metemos en medio de un conflicto para derrocar a un payaso estúpido como resulta ser Gadafi, ¿por qué no se hace nada en Siria? ¿Por qué de Yemen ya ni siquiera se habla? También tienen dictadores capullos que no dejan expresar las reivindicaciones de la población. Sin embargo, la ONU y la OTAN miran de brazos cruzados. ¿Qué tenía de diferente Libia? ¿Por qué no se tardó ni medio segundo en actuar? Puede que sea el petróleo. Disfrazándolo de intenciones democráticas todo vale. Que no digo que las intenciones democráticas no sean legítimas, ojo. Pero, bajo mi punto de vista, es inmoral que los países ricos piensen en sus intereses económicos  en nombre de la democracia.

jueves, 25 de agosto de 2011

Marca una x en el calendario

Por favor, que alguien ponga una “x” en el calendario. Los dos grandes partidos de este país se han puesto de acuerdo en algo. Alabemos a la santa constitución. Aunque sea para reformarla. A los orígenes de la vida debemos remontarnos para recordar algo semejante. Cuando el ADN y algún tipo de membrana decidieron juntarse para formar vida, ocurrió algo parecido. Todos los demás elementos necesarios para que comenzara la historia de la biología en la Tierra podrían considerarse similares al resto de grupos políticos. No defiendo el bipartidismo. De hecho, me gustaría que la gente, los propietarios del voto, se tomaran la molestia de investigar sobre partidos alternativos a su estática posición de siempre.
A donde iba, que PP y PSOE han resuelto reformar la constitución e imponer un techo de déficit en época de bonanza. Alabado sea el entendimiento entre rivales.
Las grandes obras remueven conciencias. No sé si los ricos de las grandes empresas francesas lo hicieron por amor al prójimo o por vender imagen, pero pidieron que se le subieran los impuestos. Que los que más tienen, más paguen. Qué bonito.  En España, se vislumbra la posibilidad de que mañana se aborde la subida de impuestos a las grandes fortunas en el Consejo de Ministros. Sin embargo, tal como afirma Salgado, en estos momentos de la legislatura es un tanto difícil poner en marcha este impuesto. Nunca es mal momento para los buenos actos, pienso yo. Pero bueno, quizá tenga razón, tengamos fe en el próximo gobierno, sea rojo, azul, rosa o verde.
Lo que me llama la atención es que el actual, el socialista, el que lleva 7 años y medio en el gobierno, quitó el impuesto sobre las fortunas más altas en 2008. La razón: que se había convertido, según el partido de la rosa, en un impuesto para las clases medias. Es decir, comienza la crisis y le quitas los impuestos a las rentas más altas. Muy bien. Tiempito han tardado en asumir que debían paliar este error. Mientras, usted y yo, sin un duro en el bolsillo, hemos agonizado pagando unos impuestos que no duelen a los afortunados de los grandes chalets.
En fin, que lluevan las acciones de los filántropos franceses si así se mueven los españoles. Mejor tarde que nunca.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Lengua afilada


Ayer escuché una entrevista en radio que me llamó la atención. Un periodista que se ha dedicado fundamentalmente al humor hablaba sobre su trabajo. Tal como señaló, nuestro trabajo consiste, en muchos casos, en ser algo fastidiosos. Él lo declaró con palabras algo más fuertes, más contundentes. Sin embargo, por educación y por sutileza frente a pequeños y medianos que puedan escucharnos a estas horas y en verano, sólo diré la palabra “tocanarices”. Nos dedicamos a meter el dedo en el ojo. Pero no literalmente, claro. Las grandes hazañas de Mou quedan fuera de mi alcance y dentro de lo que considero mi vergüenza.
Pero sí, en ocasiones las verdades dichas en alta voz meten el dedo en la llaga. Aún así, creo firmemente que las verdades hacen falta. Caen como agua de mayo en aquellos que sospechan del mal funcionamiento de la sociedad. Hace poco hablaba con alguien sobre el equilibrio entre el buen rollo y las verdades. Yo creo que el equilibrio está en que la persona afectada por las verdades se las tome con deportividad, y no en que intente negarlas a los demás y a sí mismo. Hacen falta más tocanarices en el mundo.
Me comunicaron unos días atrás que mi lengua se afiló hasta cortar la hipocresía. Si soy franca, me alegro. Significa que algo estoy haciendo bien. Existen muchos a los que las verdades no gustan. Pero muchos más que, aún sabiéndolas, prefieren callarlas, como si tratara de un preciado tesoro que no quieran compartir por la división de la ganancia. Mi misión en este editorial, y en mi vida, no es agradar. Prefiero el debate al agrado hipócrita. Si decir la verdad conlleva crear alguna tensión, la prefiero a morder una lengua que, de afilada, se cuela entre los dientes y sale sin mi permiso.
No digo que la vulgaridad o la grosería deban imperar a sus anchas por las calles. Pero la elegancia de una verdad bien dicha sólo es superada por la valía de quien la dice.

martes, 23 de agosto de 2011

La humanidad que nos parió

Peliagudo el tema que procedo a tratar. Tan peliagudo como alerta quedaron los pelillos de la nuca al saber que ETA pensaba, hace ya algún tiempo, poner bombas en la zona d las Torres Kio, zona por la que, día tras día, me veo obligada a transitar para ir a mi residencia universitaria. Pero claro, según la banda terrorista, sus miembros se dedican a matar símbolos, no personas. Yo, hasta donde tengo entendido, soy persona. Pero si llego a pasar por territorio comanche en el momento equivocado ahora no sería ni persona ni nada por el estilo. Se consiguió encontrar el zulo antes de la catástrofe gracias a la pericia de las fuerzas de seguridad. Si no hubiera sido así, una que está aquí podría haber estado allá, donde ningún editorial puede leerse para ser escuchado.
Me alegré franca y profundamente cuando Sortu no consiguió pasar la barrera del supremo. No soy antidemócrata. Los que me conocen saben que se trata de todo lo contrario. Pero un partido cuyos integrantes no condenan de forma rotunda el terrorismo no tiene para mí una mísera consideración. El nacionalismo extremo y estúpido no lleva a ninguna parte. ¿Por qué no se sienten españoles? ¿Son acaso mejores que los que sí lo somos y nos consideramos? ¿Son de una raza diferente? ¿Quieren comenzar una limpieza étnica hitleriana? En una época en la que el mundo debe abogar por el multiculturalismo y echar abajo las fronteras, en España aún vivimos en un regionalismo absurdo. ¿Sería yo menos española por decir que no lo soy? ¿Qué es ser española? Yo no voy con peineta y traje de flamenca por ahí. Aún así, no me avergüenzo de haber nacido en territorio español ni de decirlo abiertamente si me preguntan. Soy tan canaria como española. Tan española como europea. Y tan europea como hija de la humanidad que nos parió.
Bildu, un partido que ha salido a la palestra por una única razón, la cogida de cataplines que le hizo el PNV al gobierno, y, por ende, la cogida de cataplines del gobierno al constitucional; repito, Bildu no merece más respeto que Sortu en tanto que no condena la violencia de forma rotunda. Los amagos con ETA, que  contigo que sin ti, los escurridizos lamentos por las víctimas y  el apoyo a los presos resultan abominables.
Soy Laura,  firguense, canaria, española, europea y ser humano. De todo, esto último es lo que importa.

lunes, 22 de agosto de 2011

La gordura es hermosura


En Canarias somos lo más. Los más parados, los más obesos y los más orgullosos de ser como somos. Mucha chica de las islas dice, al viajar a por tierras peninsulares, que los chicos guapos están aquí. Pues nos gustarán los regordetes, digo yo. La piel morena tira aunque este precedida de una capa considerable de grasa. Una que ha andado por la península tiempo suficiente como para tener conocimiento de causa piensa que no. Lo siento, chicos, en Madrid existe tal mezcla de gentes, tal cantidad de gente que, por fuerza, hay más guapetes que por las islas. Aunque sobre gustos no hay nada escrito, eso está claro. Porque a la percepción del atractivo de un joven apuesto hay que sumarle, bajo mi punto de vista, el de un interés mayor por la vida que el de tunear el coche. Y en Canarias, con un índice de fracaso escolar de aúpa, existe un plus de dificultad en la búsqueda del hombre ideal.
Muy pocos con los que se pueda hablar abiertamente de la guerra civil de Libia sin que te mire como si fueras un bicho raro. Sí, guerra civil, porque en Libia es lo que se ha vivido. Aunque la ONU quiera pintarlo de color de rosa, alzando la mano en nombre de la democracia. ¿Qué ha hecho Occidente en estos 40 años contra los crímenes de Gadafi? Absolutamente nada. Sacarse fotos con el que hasta hace nada era líder libio era la moda. Tener buenas relaciones con Gadafi estaba de moda. Pero toda moda pasa de moda. Y como los pantalones campana y las plataformas, el millonario poderoso se vio fuera de las pasarelas en menos que canta un gallo. La ONU tuvo que renovar su vestuario para no dejar de ser cool. O de parecerlo, más bien, porque, para los que piensan como yo, aunque la mona se vista de seda…
No sé qué opinarán las oyentes. Creo que debemos dar una mayor importancia al fondo de las cuestiones, y de los hombres. Los musculitos pasaron de mi moda quinceañera hace ya tiempo. Aunque nunca viene mal alguien medianamente atractivo. Pero como nos solemos enamorar de los defectos, más aún que de las virtudes, pasamos un tupido velo sobre los agujeros físicos e intelectuales que puedan, en un determinado momento, dar ganas de ahogar al acompañante. Al ablandarnos el gesto y el carácter con un beso, ya no podemos competir con la lógica razón cuando la oxitocina, hormona del placer y del amor, se adueña de nuestro ser.

viernes, 19 de agosto de 2011

Con porras y a lo loco


Todos tenemos derechos. Unos se respetan más que otros. A unos se les respeta más que a otros. Sin embargo, todos tenemos derecho a decir lo que pensamos.  Pero, a ojos vista está, que los católicos tienen mayor derecho que los que se consideran ateos o agnósticos para hablar en este país. Patética me parece la actuación policial contra la manifestación laica en Madrid. Los peregrinos que vienen a ver al Papa, a lo cuales respeto, no sufrieron ninguna carga. Ellos pudieron exponer sus ideas, vitorear al Papa y animar a una institución que cree la homosexualidad una enfermedad o el aborto un pecado.
Adelante, ellos mismos. Nadie llegó con porras y mala leche a echarlos por sus ideas. Ahora, llegan los laicos y hala, fuera de allí. ¿Alguien vio las imágenes de la carga policial? Lamentable. Cosas que se veían en el franquismo aún no están del todo desterradas.
Si me encontrara entre el grupo de gays, lesbianas o transexuales y me llamaran enfermo mental por toda la cara, yo sí que le habría dicho un par de cositas bien explicadas a su santidad. El hecho de besarse frente a los que les insultan con la sola mirada puede verse como una provocación. Lo malo es pensar que el beso de dos personas que se aman es una provocación. Es una evidencia de libertad sexual. Algo que yo veo tan normal como los coches que pasan por el Paseo de la Castellana. Algo que, a ver si los católicos lo entienden, da fe (y nunca mejor dicho) de la salud de una sociedad madura.
Pero es evidente que de madura nuestra sociedad no puede presumir. ¿Por qué diablos se desaloja a los laicos y no a los que, de forma libre, expresan su religiosidad? No estoy diciendo que haya que sacar a manporrazos a los católicos, sino todo lo contrario: que los ateos tienen el mismo derecho a estar ahí que ellos. Debemos construir un país en el que se respete cualquier religión, así como cualquier “no religión”. 
Yo mientras sigo con mi ciencia, la única que me permite el lujo de la duda, llamándola hipótesis, y la certeza de que todo puede cambiar.

Así no (editorial del 18 de agosto)

Acierto si afirmo que no soy la única que llega con ojeras al trabajo. Que el partido de ayer se alargara hasta las 12 de la noche (hora canaria) es lo peor que puede pasar a los trabajadores de España. Si llevaran a cabo un estudio sobre el rendimiento laboral hoy, 18 de  agosto, seguro que Alemania se echaba aún más las manos a la cabeza. Levantarse a las 6 de la mañana ha sido toda una odisea. Pero bueno, aquí estamos, un día más. Ánimo, españoles. Y más ánimo si cabe para los que, como una servidora, simpatizan con los blancos. Porque anoche pudimos disfrutar de buen fútbol solo en la primera parte. En la segunda el juego sucio de los de Mou brilló por su trascendencia. Las tarjetas amarillas comenzaron a sucederse precedidas de faltas que no agradaron a nadie. El Madrid tiene un equipazo como la copa de un pino. No tiene necesidad alguna romper la hermosura del fútbol con parones por pitos del árbitro. La roja de Marcelo, merecidísima. La supercopa para el Barça, merecidísima. Soy madridista, pero no apruebo el juego sucio. Me hubiera gustado que la copa se quedara con los merengue, pero así no.
Si hubieran seguido con la dinámica del partido anterior, mi editorial hoy sería muy distinta. Pero como deportista me gusta el juego limpio. No puedo tolerar ese desdén por la deportividad. Si el Madrid no cambia su filosofía de “si voy perdiendo me enfado y doy leña a todo el que se ponga por delante”, no vamos a ninguna parte. Quizá el entrenador tenga más que ver en todo este embrollo de lo que nos imaginamos. Espero, francamente, equivocarme.
Por cierto, me quito el sombrero ante Messi, un jugador que hace del fútbol un arte que domina a la perfección. No entra en el juego de las pataditas y los malos rollos, cosa que le honra.
He aquí una aficionada a los blancos que sabe criticar de forma constructiva cuando toca. Espero, también, que existan las mismas reacciones por parte del contrario si algún día cambian las tornas.
Felicidades para el campeón.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Éramos pocos y la abuela sin ayuda

Éramos pocos y parió la abuela. Nadie nunca se planteó quién tuvo las agallas de tener un encuentro amoroso con la abuela a su edad. Aún así tiene su derecho a la intimidad más erótica. El caso es que a la abuela le caen todas últimamente. Las pensiones ya de por sí son una soberana porquería, una ayuda para sobrevivir después de toda una vida de trabajo mal remunerado. Pues ahora, además, me encuentro en El País que Las Palmas reduce en tres millones la asistencia domiciliaria a ancianos. Unas mil personas dejarán de recibir esta prestación en Las Palmas de Gran Canaria. Juan José Cardona, alcalde del Ayuntamiento capitalino, intenta justificar lo injustificable diciendo que son las familias las que se deben hacerse cargo de los octogenarios que no se puedan valer por sí mismos. Claro. Ahora que no hay paro, ahora que no es difícil cambiar de empleo, ahora que nos resulta tan fácil llegar a
fin de mes con un trabajo de unas estúpidas 5 horas ganando una millonada, todos nosotros podemos hacernos cargo de un mayor dejando de lado el trabajo que trae comida a casa.


Nadie puede permitirse en estas épocas de vacas flacas irse de su puesto de trabajo para quedarse en casa cuidando un anciano que necesita infinitas atenciones. Lo suyo es crear trabajo y bajar el paro. Lo suyo es dar más y mejores prestaciones a los ancianos, no quitárselas. Y de paso se crea empleo, por cierto.

Pero los políticos capitalinos intentan con patética habilidad chantajearnos psicológicamente al decirnos que no cuidamos de nuestros padres y abuelos. Muchos no se lo pueden permitir, señor Cardona. Déjese de psicología barata.

Con tanto recorte social ya ni me sorprendería que cuando llegue en octubre a Madrid la facultad esté cerrada. ¿Para qué queremos una educación pública y de calidad? ¿Para qué una sanidad decente? ¡Volvamos todos a las cavernas mientras políticos y banqueros forran las paredes de sus casas con billetes de 500!

Hace poco comentaba con mi chico la necesidad de aprender a decir no. Como en el anuncio. No. No nos conformamos con sobrevivir. No nos conformamos con una educación con más agujeros que un colador, con una sanidad más lenta que una carrera de bacterias. Debemos decir no a los abusos de una clase política que se aleja cada vez más de una ciudadanía de la que un día, hace mucho tiempo (milenios, parece ser), formaron parte.

Mi chico, tan atento, con todos sus fallos, pero muy atento, no es capaz de decirle no a su abuela mientras estudia. Él sí que la cuida.

martes, 16 de agosto de 2011

Cada uno hace lo que puede

Una visita espiritual. Una reunión de almas, dicen. ¿Cuánto cuesta a España la Jornada Mundial de la Juventud? Por cierto, menudo nombre. Quien no estuviera al tanto de qué va todo eso se llevaría un chasco al pensar que se iba a meter en medio de festivales universitarios y mucho rock. Blanco dice que esto será bueno para la economía, que no será un gasto para el Estado. Eso ya lo veremos cuando acabe, opino yo. Teniendo en cuenta que el gasto turístico cae, teniendo en cuenta que quien viene a visitarnos hoy se va al bar de la esquina en lugar de al restaurante pijito, mejor esperar a que todo termine para ver los resultados. Ojalá sean buenos. Ojalá los católicos lleguen a España llenos de fe y la contagien a los mercados.
La Jornada Mundial de la Juventud está coronada por un vejestorio envuelto en pañitos cuyo precio bastaría para dar de comer a media Somalia. Levanta la mano para saludar a los hispanos y todos le ovacionan. Levanta la mano para cortar el tráfico en todo el centro de Madrid y todos le ovacionan. Excepto los madrileños, claro, que creen, como yo, que el Papa Móvil, un estúpido auto en el que desplazan al líder espiritual, no debería colapsar una capital. Y de una forma más brutal que en la boda de los príncipes, lo que ya de por sí me parecía una bestialidad.
La visita del Papa no solo es por los jóvenes. La política le gusta más que un caramelo a un chiquillo. Pero todos sabemos que a ese señor no salta de alegría con la legislación española en determinados aspectos. Que un homosexual pueda casarse es algo que chirría en oídos católicos. Que una mujer pueda abortar y divorciarse tampoco es bien acogido por este poco elocuente orador. Sin embargo, la reunión con una oposición que acerca posturas será un delicioso postre con el que chuparse los dedos. Y más aún cuando lo cree futuro presidente del gobierno.
Una pregunta: ¿Cuál es el trabajo del Papa? ¿Estrechar manos? ¿Viajar en un avión que ya quisiera yo para volver a la universidad? ¿Comer bien? ¿Saludar a los peregrinos que se agolpan bajo su balcón solo para escuchar unas balbuceantes palabras en un idioma que no controla? ¿Reflexionar sobre lo humano y lo divino?
Existen otras buenas visitas en nuestro país como para centrarnos en este hombrecillo. Brad Pitt es un ejemplo, oye, que junto a su mujer ultra-adoptiva ha hecho más por la humanidad que el Papa desde su elección. Cada uno hace lo que puede. A mí solo me queda decir las que creo verdades en un micrófono de radio.

viernes, 12 de agosto de 2011

Por amor al arte

Voluntariado, ONG o hermanitas de la caridad. Eso es lo que piensan las autoridades manchegas de los farmacéuticos. Trabajar por amor al arte resulta ser su cometido en los últimos meses. Porque no hay Dios de religión alguna, ni de la política, que les pague. Hablo de dioses porque generalmente hay que hacer actos de fe con los políticos. Resolver el tema de la deuda pública sería un auténtico milagro. Mi cerebro no es capaz de realizar estos actos de creencia gratuita sin argumento lógico alguno. Pero por lo que veo no soy la única. Los dueños de farmacias carecen ya de fe. Encima, cuando por fin se ponen en huelga, les caen multas que quitan el hipo. Sin embargo, ¿cómo demonios piensan los políticos que pueden vivir los distribuidores de medicamentos? ¿Del aire?

Cuando vea a Cospedal repetir modelito, ir en guagua o pedir en la calle, comenzaré a preocuparme. No obstante, ella lleva a cabo su cargo con dinero público, mientras que los farmacéuticos de la tierra de Don Quijote llevan sin cobrar durante meses, sacando de sus propios bolsillos la pasta para abastecer a los dulces abueletes manchegos. Me encantaría que Cospedal llevara su cargo sin cobrar, que se pagara ella misma la presidencia autonómica, que trabajara por y para los demás, por amor al arte. Y si deja de hacerlo, multa al canto. Quizá de esta forma entendería mejor al común de los ciudadanos, a los farmacéuticos, a los becarios y, ¿¡cómo no!?, a los futbolistas. Porque ellos también tienen derecho a quejarse, sí señor. Dos jornadas ligueras sin partidos es el precio a pagar por los impagos a los jugadores.

Jodido y mal pagado. Así está el españolito de a pie. Le quitan la pastilla del colesterol y el partidito del domingo. ¿Quién puede vivir en estas condiciones infrahumanas? Por el partidillo, digo.

Pero ahora está de moda eso de trabajar sin cobrar. Mucho que se está aprovechando de la situación, me parece a mí. Pero bueno, toda moda pasa de moda. O si no, lo de Inglaterra será una pelea de niños al lado de la revolución que el mundo desarrollado vivirá en sus carnes.

Los mayas decían que en 2012 el mundo terminaba su andadura. Quizá hablaban de un cambio de mentalidad, del final de un sistema inviable. Quizá hablaban de una revolución cultural, de perspectiva. O quizá el planeta se vaya por el desagüe tras la colisión con un meteorito. Si es así, maldita mi suerte. 5 años sacándome la carrera para nada. En fin, vivamos el hoy. Sin sueldo, sin fútbol y sin ibuprofeno, pero vivamos el hoy.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Amor verdadero

Una noticia que descalabra todos los planes. Nunca creí que un informativo fuera tan devastador para mi fiesta de cumpleaños. Decidí esta vez que lo único que quería por y para esa celebración en la que recordamos que hace x años llegamos a este mundo arrugados, ensangrentados y, por mucho que se diga, feísimos; lo dicho, lo único que quería era pasarlo en familia. Sin embargo, ya me harté de pasarlo año tras año en la casa paterna. Esta vez lo que realmente me apetecía es que fueran mis parientes los que se desplazaran hacia mi lugar de residencia durante el curso. Pasear por la Gran Vía con mis padres y mis hermanas me parece una de las mejores formas de llegar a los dos patitos.

Todo estaba previsto cuando…hala, elecciones anticipadas. Cambio de planes. Se retrasa una semana el agradable paseo por el centro de la capital. Pues nada, ajo y agua. Cuando la familia Mengíbar llegue a Madrid yo ya tendré 22 años y España nuevo presidente del gobierno.

Bueno, un fastidio, pero no es para tanto. En realidad, lo que más coraje me dio fue la certeza de que se acercaba a marchas forzadas esa época en la que las promesas llenan el aire. Todo parece un ritual de cortejo del potencial votante. Como si de enamorados se tratara, los partidos políticos cantan canciones de amor bajo los balcones de las masas embelesadas con el sonido de su voz. Promesas de fidelidad eterna a unas ideas y de una feliz situación económica juntos por siempre jamás. Promesas de que el contrincante no te hará feliz, de que sus palabras son mentira, de que sus besos son falsos y pertenecen a intereses escondidos y corruptos.

No se dejen engañar. Las palabras son tan endebles como la memoria que las recuerda al cabo de 2 años de legislatura. Solo cuenta el presente. Bajo mi siempre humilde punto de vista, un partido político cuenta con lo que es capaz de hacer antes de que se le de poder para no cumplir unas expectativas que se crearon cantando como una tuna bajo el balcón. Además, conocemos ya de sobra a los grandes. El rojo y el azul nos decepcionan por igual. No se dejen engañar de nuevo. Lo único que tendría valor en esta época de tanta mentira sería una purga de corruptos. Una canción a la que prestaría cierta atención sería aquella titulada: “Si estás imputado, del partido serás echado”. De forma automática e irreversible. Desde ya. Desde hoy. Pero este single no tiene mucho éxito. Que se lo digan a los valencianos, que se lo digan a los andaluces. Para ellos no es un pecado mortal quedarse con dinero ajeno o ejercer influencias donde deben primar los méritos. Siguen votando a políticos cuyas armas no son ni la verdad ni el honor. Pero ya saben, en ocasiones las cantinelas de enamorados ciegan a la gente. La esperanza en promesas de una felicidad futura prima sobre la lógica política. ¿Es esto verdadero amor?

martes, 9 de agosto de 2011

Miedo

El miedo paraliza los mercados. Un ente informe sin principio ni fin rige nuestra economía. ¿Qué es el mercado? No crean que existe un monstruo en lo alto de Wall Street que manda quien sube y quien baja. El mercado somos todos. Sobre todo aquellos que tienen dinero, eso está claro. Pero, si ampliamos el concepto, es un conjunto de personas que decide en qué gastar el peso de su bolsillo. Usted y yo también llevamos a cabo ese tipo de decisiones. Lo que ocurre es que ni usted ni yo podemos salvar varias empresas con sus respectivos trabajadores. Usted y yo solo podemos decidir si comprar el pan en la pastelería o en el chino. Si hacer la compra en el Hiperdino o el Mercadona. Pero los que pueden decidir realmente si la bolsa sube, baja o se estanca me han dicho que, por lo visto, tienen miedo. Ni Obama, Premio Nobel de la Paz (único premio que se ha otorgado por el color de la piel, no por verdaderas labores por la paz); repito, ni Obama ha conseguido sacar el miedo del cuerpo incorpóreo de los mercados.

Miedo el que también se siente en Inglaterra, donde ya no se puede ir a echar la basura sin que el contenedor arda. No soy promotora de la violencia juvenil, faltaría más. Una servidora no le encuentra el gustillo a eso de ir prendiendo fuego a coche que pille. Europa quizá debería recoger de los españolitos las formas al manifestarse. Las campañas pacíficas en ocasiones terminan con la porra de agentes de la policía con tanta mollera entre oreja y oreja como conciencia en el pecho. Sin embargo, cuando uno hace las cosas como la verdadera cordura manda puede soñar tranquilo cuando cae el sol. Aún con una costilla rota.

Lo dicho, no apoyo las formas inglesas de reivindicación. Pero si a mi me subieran lo que a ellos la matrícula universitaria no sé lo que haría. Quizá en lugar de leer esta editorial podría estar chamuscando edificios de la administración por cortar de raíz todo mi contacto con el mundo universitario. No lo sé. Aunque aquí no nos estamos quedando cortos tampoco con los recortes sociales. Las miles de familias que viven en Canarias con menos de 200 euros al mes sabrán de lo que hablo.

El miedo. Controla Wall Street, controla Inglaterra, controla la porra de aquellos que siguen órdenes sin chistar, controla a Obama. Que el miedo no sea capaz de arrancar el sentido de nuestra vida. Porque el miedo, siguiendo las palabras de Pedro Guerra, da miedo del miedo que da.

lunes, 8 de agosto de 2011

Pertenezco a la especie equivocada

He tenido un fin de semana de lo más doloroso. Mis cervicales han dicho hasta aquí hemos llegado. Las contracturas no se curan solas, por lo que, para alivio de mi nuca, ya tengo hora en el masajista. De todo ello deriva unos días muy caseros. Lo más aventurero que hice fue ir al cine con mis padres. Ya ves tú. Pero entre dolores de espalda y maldiciones, vi una película que me hizo reflexionar. El origen del planeta de los simios no es que sea la mejor película del año, ni mucho menos. La verdad es que me dejó un tanto decepcionada. Aún así, es una buena excusa para hablar de esos lugares y animales que tenemos tan perdidos en nuestro pensamiento como algunos políticos las reivindicaciones ciudadanas.
Algunos me llaman frívola, pero me impacta bastante menos ver en una película morir de cuatro balazos al prota de turno que observar las recreaciones de las matanzas que ocurren a diario en las selvas. Matanzas o capturas, para el caso es lo mismo. Porque quitarle la libertad a un animal cuyo hábitat está en medio de la selva es igual a clavarle un cuchillo entre pecho y cabeza.
Jamás podré entender como alguien puede arrebatar la vida a un chimpancé, un orangután o un gorila y dormir tranquilo por las noches. Son animales magníficos, tan parecidos a nosotros que el 2% del ADN en el que nos diferenciamos queda reducido a nada al mirarlos a los ojos.
Pero no solo deberían quedar encerrados entre rejas aquellos que recorren las selvas en busca de oro simio. También quienes no mueven un dedo para que esta situación quede relegada en nuestra memoria al sangriento y enloquecido siglo XX. O peor aún, aquellos que promueven la caza furtiva desde su despacho en nombre de la economía. O más terrible, en nombre de la ciencia.
Para ser coherente conmigo misma, no puedo hacer otra cosa que repudiar el uso de animales en experimentos científicos. Muchos al escucharme exclamarán: ¡Laura, por favor! ¿Cómo quieres si no que avance la ciencia? ¡El fin justifica los medios! Piénsenlo. Con calma. ¿Justifica los medios? ¿Saben en qué época avanzó más la medicina? Con los campos de concentración nazi. ¿Realmente justifica los medios? No.
La ciencia es la experiencia eterna más maravillosa que ha vivido la humanidad. No para de sorprendernos. Nunca termina de paralizarnos con sus múltiples progresos. Sus mil ramificaciones no encuentran límites jamás. No llegaremos a la sabiduría absoluta, continuamente hay enigmas por resolver. Y es ahí donde radica su belleza. Pero eso no justifica el dolor, la tortura, el secuestro y el maltrato de animales que son capaces de hablar con la mirada.
Si los simios se rebelaran en la vida real sería la primera en sumarme a la revolución. Definitivamente, pertenezco a la especie equivocada. 

viernes, 5 de agosto de 2011

Pintemos sonrisas

Sin womad y sin vergüenza nos quedaremos los canariones este año como las instituciones no pongan punto y final a esta racha de vendaval económico. También nos quedamos sin el Hotel NH Las Canteras y el Cristina, que cierran por obras y baja ocupación. Normal, con estas nubes adornando el cielo capitalino cualquiera se atreve a cogerse unas vacaciones canterinas. Y menos aún con el viento que soplará los próximos días. Desgracia no nos falta ninguna. La diosa fortuna nos abandonó hace tiempo. Y con ella las inversiones que nos saquen del atasco en la autopista del paro. El Eurobanco pasa de España como los osos polares de la carne de pingüino podrida. El frío económico y político que se vive en España convierte a Canarias en la zona más podrida del pequeño y gracioso pingüino. Porque nunca hemos sido más que eso, un bajito y simpático país que camina con patitas cortas y tambaleantes por el suelo de la deuda. Viviendo del turismo, el país del sol se queda frío tras las negativas del Ibex a levantarse del trompazo bursátil que se está pegando.

Aunque no lo crean, aunque cada día me enerve más y más con este mundo que nunca acaba de enloquecer y enloquecerme, aunque me queje de la carga policial contra el movimiento 15M, aunque crea que el Consejo de Seguridad de la ONU no sirve para algo más que para dar dinero a determinados países, aunque afirme que en la humanidad algo falla cuando tenemos a los somalíes con eternas hambrunas; aún con todo eso, soy una persona de lo más alegre. Lo prometo. Siento despertarles cada mañana con una crónica de lo más sombría. Pero soy divertida. En serio. Jonás se parte de risa con mis chistes y mis estupideces. Mis padres no creen haber podido crear un ser a la vez tan optimista y elocuente como realista y clara.

Pero todo lo que he aprendido de la vida, en la poca que llevo en mi currículum veinteañero, es que cuanto peor se ponen las cosas más ocasiones debemos encontrar para sonreír. Hay momentos en los que incluso una tía tan simplona y feliz como yo se derrumba. Yo también caigo en contemplaciones improductivas que me llevan a mojar la almohada con lágrimas de rabia y desesperación. Pero es ahí donde está el momento de mejorar. Cuando has llegado al momento más triste, al más absoluto desconsuelo, solo queda subir. Luchar contra la inercia de pensar que no hay nada que hacer en este planeta que se va al traste es lo único que puede generar verdaderas oportunidades.

Como sabrán, me gusta la biología. Y si algo he aprendido de la evolución es que las crisis, las catástrofes, traen consigo, además de las mayores desgracias, las mayores oportunidades para las ideas nuevas. La naturaleza se ve obligada a redibujar sus diseños y adaptarlos a nuevas condiciones.

Rediseñemos la vida, la sociedad, el mundo. Y todo puede empezar por pintar una sonrisa en la cara.